Emisiones, tipos y variantes


LAS EMISIONES Y LOS TIPOS MONETARIOS

En el catálogo MIB la producción de cada taller se ordena por periodos que incluyen a su vez los tipos. En algunos casos estos se pueden agrupar por emisiones, sin embargo la mayoría de denominaciones no ofrecen información suficiente para establecer dichas asociaciones. Lo normal es que cada ceca presente sus tipos como entradas independientes y sucesivas, organizadas por períodos de acuñación que constituyen su único marco de referencia.

Los catálogos de tipos monetarios tratan de identificar emisiones y ordenar con la mayor fidelidad posible la producción de cada ceca o autoridad. Una emisión es la acuñación de uno o más valores, promovida como un acto unitario por la autoridad competente y que, pasado un tiempo, puede volver a repetirse. Cuando estas series programadas se encuentran formadas por varias denominaciones se identifican fácilmente si presentan un arte similar o si comparten elementos singulares como símbolos o leyendas. En dichos casos, el catálogo MIB presenta las denominaciones en grupo y las describe correlativamente de mayor a menor valor. En cecas como Valentia o Kese resulta sencillo reconocer las diferentes denominaciones de una emisión a partir de sus símbolos o sus leyendas. En otros talleres como Emporion resulta inviable establecer agrupaciones, ya que la mayoría de sus tipos no ofrecen indicios suficientes para recomponer los grupos originales. Se trata de una producción que empleó gran cantidad de cuños, y no resulta sencillo identificar los momentos iniciales o finales de sus diferentes series. En las ordenaciones de las cecas de Obulco o Gadir sucede algo similar ya que la mayoría de tipos carecen de elementos formales que permitan descubrir sus posibles vínculos. Aunque los símbolos se aplicaron generalmente como marcas singulares identificativas de emisiones concretas, también se repitieron en series prolongadas, donde se convirtieron en un elemento más del diseño. Por ejemplo, las monedas de Castulo con símbolo mano muestran una gran diversidad de estilos que además presentan patrones metrológicos distintos, lo que parece probar la existencia de emisiones sucesivas.

Las emisiones que tan solo produjeron una denominación o un tipo monetario, fueron muy comunes. Mientras que numerosas cecas acuñaron un solo tipo (Basti, Otobesken, Samala, Ikesankom, Tirsos, Kaisesa, Karalus, Karaues, Roturkom, Titum, Uarkas, Labini, Ilurco, Ipora, Ventipo, Ilipla, Halos…), muchas otras realizaron emisiones diversas, pero siempre centradas en valores concretos sin tratar de formar series (Iptuci, Iliturgi, Carbula, Ursone, Ulia, Acinipo, Carteia, Irippo...). En estos casos, cada uno de los tipos refiere a una emisión de una forma bastante clara y no resultan necesarias precisiones adicionales. Los períodos cronológicos por lo tanto incluyen con frecuencia tipos que en sí mismos representan emisiones, pero también incluyen diferentes denominaciones que pudiendo pertenecer a una misma serie no han sido agrupados por falta de información. Puesto que esta es la situación más común en el catálogo MIB, las cecas muestran normalmente los tipos dentro de sus presuntos períodos y sólo, excepcionalmente, algunos de ellos aparecen agrupados por emisiones.


TIPOS Y ESTILOS

Las emisiones y sus tipos se pueden distinguir a partir de los diseños, las leyendas o los símbolos que se aplican sobre uno o varios valores y en ocasiones por su estándar metrológico. Sin embargo, las decisiones de las autoridades monetarias no siempre se registraron con esta claridad en las emisiones antiguas de la Península Ibérica. Con frecuencia, mantuvieron un estándar metrológico uniforme y no incluyeron elementos distintivos, de modo que las emisiones o los tipos únicamente pueden identificarse a partir del estilo, un criterio que no es infalible y que puede resultar subjetivo. Cuando los detalles de los grabados cambian de forma brusca, la distinción es nítida, pero si lo hacen de forma progresiva en series prolongadas que mantuvieron los mismos diseños, los grupos se delimitan con mayor dificultad y distinguir las presuntas emisiones puede llegar a resultar inviable. Por lo tanto, una de las dificultades en MIB se ha originado al tratar de diferenciar tipos dentro de aquellas series que mantuvieron su diseño invariable, pero cuyo estilo evolucionó de forma evidente. En algunos casos la información que proporcionan los tesoros de diferentes períodos ha resultado clave para establecer los diferentes tipos.

Las unidades de Bilbilis con símbolo Bi, por ejemplo, fueron obra de distintos grabadores que labraron los cuños con los mismos elementos, pero con diferentes estilos; para el catálogo MIB se han identificado un total de 22 tipos y variantes distinguiendo los retratos, adornos y peinados, que parecen constituir grupos independientes. En otras series prolongadas como los denarios ka-s-tu de Turiasu, la continuidad estilística fue notable, pero en monedas producidas en fases de acuñación distanciadas las diferencias de estilo resultan evidentes, haciendo necesario caracterizar diferentes tipos. Estas definiciones pueden provocar que algunos ejemplares no encajen con claridad en ninguno de los tipos, bien por situarse en un momento de transición o bien por mostrar singularidades que no se han individualizado como tipo independiente para no crear un exceso de entradas. Todos los tipos del catálogo MIB se ilustran con una imagen identificativa, pero su ficha descriptiva incluye todas las monedas que lo conforman, fabricadas con mayor o menor variedad de cuños, conjuntos que aportan mayor precisión para la catalogación. El hecho de que cada entrada se ilustre con una muestra amplia de ejemplares proporciona una definición más precisa de cada tipo, lo que constituye una ventaja de naturaleza digital que los catálogos en papel no pueden ofrecer.

Los denarios de Bolskan, Baskunes o Sekobirikes presentan gran diversidad de estilos de grabado. Las entradas de esta última en el catálogo MIB se apoyan en detalles como el número y la forma de los rizos en el peinado, las únicas singularidades que permiten distinguir los diferentes momentos de emisión. Aunque la correlación emisión-estilo no sea perfecta, constituye un criterio útil para crear grupos que proporcionen una visión más ajustada de los pormenores de la producción. No obstante, en ocasiones, las diferencias formales pueden deberse al trabajo poco sistemático de los grabadores que prepararon los cuños de una misma emisión con acabados diversos o leyendas con signos variables. Esto sucede por ejemplo con los denarios o los ases de Iltirta donde cuños de anverso muy homogéneos enlazan con reversos cuyas leyendas utilizan signos cambiantes, dando lugar a una sucesión continuada y arbitraria de epígrafes distintos.

Puede suceder también que las series sean prolongadas, pero su homogeneidad estilística impida distinguir tipos dentro de las mismas. Esto sucede con denarios de Kese y unidades de Arse o Saitabi, series copiosas que deben incluir diferentes fases de acuñación, pero que carecen de elementos formales que permitan distinguir emisiones con claridad debido a que su estilo, fábrica y metrología fueron muy sistemáticas. Otro criterio que ha dado lugar a entradas diferentes son los cambios de orientación de las figuras principales, como retratos, jinetes o delfines, que se han individualizado como tipos diferentes. Esto sucede por ejemplo con las unidades del jinete lancero de Arse, cuyo cabeza masculina de anverso se presenta tanto a izquierda como a derecha. Este criterio del catálogo MIB no pretende reflejar decisiones de las autoridades monetarias, sino destacar los cambios relevantes en la composición del diseño.


TIPOS Y VARIANTES

MIB es el primer catálogo de moneda ibérica que se organiza por tipos y variantes. El volumen RPC de moneda hispánica ya utilizó este modelo de organización cuando se publicó su edición en castellano, aunque en dicha obra las variantes tenían únicamente carácter epigráfico (Ripollès 2010). Cuando las monedas de un tipo muestran diferencias debidas a una producción poco sistemática, resulta útil caracterizarlas como variantes que permitan establecer referencias más precisas en la catalogación. Aunque sus leyendas o figuras presenten singularidades, se considera que forman parte de un mismo tipo y se comprenden mejor cuando se describen como variantes del mismo. Así, en el catálogo MIB, las entradas numéricas corresponden a los tipos, y cuando incluyen variantes se diferencian mediante letras (1a, 1b, 1c...). Si al catalogar una moneda existen dudas en relación con la variante a la que pertenece, la referencia genérica al número de tipo resulta suficiente.

El grado de uniformidad de las monedas de un tipo depende de la homogeneidad con la que se grabaron sus cuños. La mayor dificultad reside en decidir si las diferencias de estilo en monedas con el mismo diseño o las modificaciones de sus elementos secundarios deben originar tipos distintos o variantes dentro de un tipo. En el primer caso se estarían caracterizando como el fruto de un trabajo prolongado en emisiones sucesivas y en el segundo como el resultado circunstancial de un trabajo de grabado poco sistemático en una emisión. Aunque el objetivo principal del catálogo MIB sea recomponer el esquema productivo original, las singularidades menores originadas en el trabajo de los grabadores también presentan una relevancia notable desde un punto de vista artístico, iconográfico y epigráfico. Por este motivo cabe individualizar estas variantes formales producidas en el corto plazo dentro de tipos cuya fábrica fue poco sistemática, para proporcionar un repertorio exhaustivo que incluya todos los matices artesanales relevantes.

Un tipo monetario se caracteriza por presentar características físicas y/o formales que lo distinguen con claridad de los restantes tipos del catálogo. Así pues, el concepto de tipo queda definido en última instancia por la agregación de todas aquellas monedas que comparten sus características definitorias, aunque sus cuños puedan presentar algunas diferencias de estilo. En este punto es donde se debe decidir si dichos matices resultan significativos y si cabe distinguirlos como variantes dentro del tipo correspondiente para comprender mejor la producción. Estas variantes, situadas dentro del tipo, proporcionan una visión más clara del trabajo de aquellos talleres o grabadores que no fueron muy sistemáticos. En líneas generales, los grabados de los reversos presentan más variaciones que los anversos, debido a que contienen más elementos que se prestan a combinaciones diversas. Las variantes dentro de un tipo obedecen a causas diversas, pero presuntamente se originaron siempre en el contexto de una misma emisión; variaciones en las leyendas, empleo de signos alternativos, presencia de elementos secundarios, posiciones distintas de los mismos o errores de grabado.

En Belikiom por ejemplo las variantes 1a y 1b se caracterizan por la diferente orientación del signo ki, que aparece invertido en la segunda por un despiste del grabador. En los denarios de Sesars, las diferentes formas de los signos dan lugar a numerosas variantes independientes que resultan más inteligibles agrupadas dentro de un mismo tipo. En Obulco la serie de los magistrados L. Aimil y M. Iuni presenta múltiples diferencias a partir de las marcas secundarias, las leyendas o la orientación de sus elementos, pero siempre bajo la autoridad de los mismos magistrados, circunstancia que condiciona en este caso para que todas ellas se describan como variantes de un mismo tipo. Otro tipo de variaciones se relacionan con las leyendas que, en diferentes cuños de una misma serie, pueden estar colocadas sobre línea, debajo de ella, al aire o en cartela (Bolskan, Arsaos, Sekaisa, Iliturgi...). También el grabado de los elementos complementarios del diseño permite distinguir variantes, como sucede en Malaca, donde diferentes cuños de un tipo se grabaron con tenazas redondeadas o angulosas. Otro ejemplo son las estrellas en monedas de Iltirta que, según cuños, incluyeron diferente cantidad de puntas. Aunque estos detalles sean intrascendentes en el contexto de las decisiones productivas del taller, resultan de interés como testimonio de singularidades artesanales.

En el catálogo MIB, los tipos y las variantes se presentan generalmente acompañados por una breve descripción de texto en un campo llamado clave, cuyo objetivo es ayudar a reconocer la singularidad de cada tipo frente al resto de entradas. Se trata de proporcionar al usuario la información clave que permita comprender la esencia de cada tipo o variante. Esta síntesis pretende destacar su originalidad, aportar seguridad al catalogar y ahorrar tiempo en deducciones o comparaciones, algo particularmente importante cuando los tipos o variantes se han establecido en base a diferencias de estilo o epigráficas.

El variopinto panorama de las series cívicas que contribuyeron a la monetización de la Península Ibérica muestra una realidad compleja, debido principalmente a la escasa sistematización de muchas de las producciones. Los tipos y variantes del catálogo MIB son entradas razonablemente homogéneas que tratan de ordenar la producción original de los talleres identificando sus emisiones y sus repertorios formales, pero existen importantes limitaciones que impiden aplicar los principios teóricos de una forma metódica. Las diferencias en el grabado de las figuras pueden ser, en algunos casos, el único testimonio de la existencia de diferentes fases de producción y por ello se han registrado minuciosamente. Los aspectos formales en toda su extensión son los únicos que actualmente contribuyen a recomponer un esquema fidedigno de las emisiones y tipos que conformaron la producción monetaria antigua de la Península Ibérica.