Método

Las referencias en MIB

La producción monetaria antigua de la península Ibérica y del sur de Francia se ordena en MIb por cecas, es decir a partir de aquellas ciudades que acuñaron moneda propia. Este mismo criterio se ha empleado invariablemente desde el siglo XIX en todos los catálogos numismáticos de referencia sobre la materia. La mayoría de estas series se produjeron en el contexto de la conquista romana de Hispania y la Galia, bajo las diferentes tradiciones culturales griega, púnica, romana, ibérica o celta, pero con el denominador común de que las ciudades fueron mayoritariamente las autoridades responsables de las emisiones.

Todos los catálogos numismáticos se benefician de los avances realizados por las obras precedentes. En el caso de MIb, la ordenación de los tipos de cada ceca mantiene en muchos casos las propuestas realizadas en estudios monográficos de cecas y en el catálogo de referencia de Villaronga CNH (1994), ligeramente actualizado en su nueva versión ACIP (2011).
Por lo que respecta a cómo referenciar una moneda con el catálogo MIB Puesto que en MIB cada una de las cecas presenta sus tipos numerados secuencialmente desde el número 1, resulta aconsejable la mención de la ceca para establecer una referencia precisa, en forma numérica o de texto (e.g. MIB 1/78 o MIB Emporion 78). 

La búsqueda de referencias puede realizarse mediante el uso de filtros que permiten seleccionar un elevado número de búsquedas, topográficas, tipológicas, cronológicas, etc.

La caracterización de tipos y variantes

Los tipos agrupan las monedas del mismo valor que muestran diseños y leyendas similares. Con cierta frecuencia los grabadores no han sido sistemáticos a la hora de labrar los diseños y leyendas, lo cual produjo ligeras diferencias en las monedas que a nuestro entender no justifican el establecimiento de tipos diferentes. 
En consecuencia, en el presente catálogo una entrada numérica se corresponde con el concepto tipo y este queda definido por la suma de las variaciones documentadas, que se enumeran mediante letras (a, b, c, ...). Esta organización resulta de utilidad para reconocer el nivel de sistematización de las diferentes emisiones y valorar mejor su volumen de producción. 

El criterio para definir los tipos ha sido formal, atendiendo a cambios sustanciales en las figuras y leyendas, pero también cronológico cuando se documentan series que mantienen sus diseños invariables a lo largo del tiempo. En estos casos resulta necesario establecer períodos de producción diferenciados, para lo cual la información que proporcionan los tesoros es crucial.

Las variaciones que implican un cambio en la orientación de los elementos principales como las figuras, bien sean retratos, jinetes o delfines, se han individualizado como tipos diferentes, a pesar de que no siempre es seguro que puedan deberse a decisiones originadas en las autoridades. De hecho, en ocasiones es seguro que nos encontramos ante una distracción del grabador, pero dado que no siempre es sencillo reconocerlo, debido a que un número elevado de tipos cuenta con solo uno o dos cuños, hemos preferido que tenga un número de entrada propio.

También la variación de estilo ha propiciado la creación de una entrada independiente, a pesar de que formalmente los diseños continúen siendo, en esencia, los mismos y mantengan las misma leyendas. Existen bastantes cecas que mantuvieron los mismos diseños formales a lo largo de sus diferentes fases de producción monetaria, que pudieron llevarse a cabo de forma intermitente durante un siglo o más; los denarios de Bolskan son un caso paradigmático. En tales casos, sólo un pormenorizado estudio de cuños y su comparación con otras producciones permite establecer una secuencia cronológica relativa y aislar las diversas unidades tipológicas y sus períodos de acuñación.

En los casos en los que las variaciones de detalle de las monedas se deben a inconsistencias del grabador, como errores en la posición de los signos o alteraciones menores, como llevar la leyenda sobre línea o debajo de ella, éstas se describen dentro de un mismo tipo, cuando la consistencia del estilo lo permite.En estos casos, las variaciones se identifican con letras. Así, por ejemplo, la variante Belikiom 1a se caracteriza por tener la leyenda  y la variante 1b ; en este caso, consideramos que la segunda es consecuencia de un despiste del grabador que grabó el signo ki invertido y que no puede generar un número de tipo nuevo, ya que es una variación formal sin trascendencia en la esfera productiva.

En líneas generales se observa la existencia de una mayor variación en detalles de los reversos que en los anversos, debido a que intervienen más elementos que pueden dar lugar a combinaciones diversas. La mayor cantidad de variantes proviene de los cambios de forma de los signos de las leyendas, de la extensión de la leyenda y de los errores en su grabado. También la leyenda puede estar colocada sobre línea, debajo de ella o al aire.

El concepto de emisión

Los tipos, tal y como están definidos en MIb no se corresponden necesariamente con el concepto emisión. Entendemos por emisión una acuñación, que puede constar de una o más denominaciones, promovida por la autoridad competente y programada como un acto unitario; pasado el tiempo puede volver a repetirse constituyendo una nueva emisión.
En ocasiones es fácil identificar emisiones, entendidas como una producción programada de una o más denominaciones y encargada a un grabador / taller. En esos casos, las diferentes denominaciones se han descrito correlativamente, siguiendo una ordenación de mayor a menor valor.

Hemos procurado ser sistemáticos y coherentes a la hora de aplicar los requisitos que configuran el concepto tipo, sin perder de vista la función que ha de desempeñar esta base de datos como herramienta de catalogación y de estudio de las monedas que la integran.

Monedas ordenadas

El conjunto de monedas que forman parte de cada tipo o variante constituye en última instancia su definición y por ello ocupa el lugar central en cada una de las entradas, por encima incluso de la precisión que alcancen las descripciones de las mismas. En este contexto los tipos deben mostrar sus ejemplares de una forma ordenada y controlada conforme a criterios ajustados a las singularidades de cada una de las entradas. La tarea de ordenar manualmente las monedas dentro de cada tipo supone un esfuerzo adicional en la elaboración del catálogo, pero proporciona al investigador el control necesario para presentar el material según los criterios razonados que en cada caso se consideren convenientes.

La ficha de cada tipo en Numisdata incluye por defecto una galería que muestra automáticamente las imágenes de sus monedas junto a las de todos aquellos tipos que se hayan establecido como equivalentes. En el catálogo MIB se decidió que cada tipo presentase, siempre que fuese posible, cuatro galerías bajo los encabezamientos identificativa, museos, subastas y colecciones. La primera sirve para establecer la imagen principal del tipo y las tres restantes se limitan a ofrecer las piezas agrupadas bajo las categorías más comunes de origen de las piezas. Dentro de cada una de ellas las monedas también se pueden mover con libertad para colocarlas en el orden deseado. Mientras que en algunos tipos raros se han incorporado a las galerías todas las monedas documentadas, en muchos otros tan solo se ha trasladado a las mismas una selección del material disponible en el sistema. La sección de MONEDAS incluye actualmente alrededor de 100.000 monedas ibéricas; aproximadamente la mitad de las mismas se han seleccionado y ordenado para conformar las 13.100 galerías que hasta la fecha sirven para ilustrar los tipos que conforman el catálogo MIB.


La cronología 

La datación de las emisiones y los tipos constituye uno de los  aspectos que presenta más incertidumbres, especialmente las acuñaciones de bronce, debido a que el número de tesoros que también contienen monedas romanas en esta aleación no es abundante.
Las fechas que se proponen en esta base de datos han tenido en cuenta la cronología que proporcionan los tesoros y los campamentos de Numancia y de Cáceres el Viejo. Adicionalmente, también se ha valorado la iconografía, el estilo y los hallazgos con contexto arqueológico. Todo parece indicar que existieron talleres o grabadores itinerantes, lo cual permite aproximar cronológicamente los tipos que comparten un estilo similar y datarlos cuando se conoce la fecha ante quem para uno de ellos. La información arqueológica también ha sido tenida en cuenta, aunque en contadas ocasiones es determinante.
Las horquillas cronológicas que proponemos han de entenderse como el marco temporal dentro del cual se emitieron los tipos que se describen debajo.

Criterios de descripción de los diseños

En el proceso de descripción de los tipos se han seguido una serie de consideraciones a la hora de determinar si un objeto representado junto a una figura principal debe considerarse como parte de la misma o si se ha de conceptuar como un símbolo. En aquellos casos en los que los objetos están claramente asociados a la figura que acompañan se ha considerado que forman parte del mismo. Esta asociación puede determinarse por proximidad física o por tratarse de elementos que de forma convencional identifican a divinidades o personajes míticos. Las letras o signos epigráficos se ha considerado que forman parte de las leyendas, aunque en ocasiones puedan haber desempeñado la función de símbolo identificando a personas o emisiones, como fue el caso de las emisiones de Kese.
El orden de la descripción de símbolos procura seguir siempre el mismo patrón, en el sentido de las agujas del reloj; se inicia en la parte izquierda de la moneda y sigue hacia la derecha, describiendo lo que se ve arriba, delante y debajo. Los símbolos que están dispuestos en diferentes niveles se describen según se suceden de arriba hacia abajo.

Criterios de descripción de las leyendas

Las leyendas se describen en los signarios que utilizan las monedas. Las escrituras griega y latina se han reproducido utilizando fuentes Unicode y se han podido representar casi todos los caracteres; en cambio, las leyendas escritas en signarios fenicio-púnico y paleohispánicos (ibérico septentrional, meridional y del sureste) se representan mediante dibujos en formato .svg, procedentes de fuentes ttf, diseñadas para su utilización en formatos impresos y para un uso en un entorno local.

Las leyendas de las monedas se transcriben de acuerdo con el orden de lectura más lógico, especialmente cuando tiene un sentido unitario. Cuando en una misma cara aparecen varias palabras se siguen una serie de convenciones para indicar su posición en el campo de la moneda. La ubicación de la leyenda por encima y por debajo de las figuras se indica mediante una barra inclinada (/); cuando el trazado de la leyenda se interrumpe, pero continúa más adelante se indica con un guión (-).

Las circunstancias especiales en las que se presenta la leyenda (e.g. entre líneas o dentro de una cartela) se describen en una anotación específica junto a la leyenda. En cuanto a la dirección de la leyenda, en ocasiones ha sido conveniente indicarla como elemento de distinción respecto a otros subtipos o tipos monetarios que forman parte del mismo grupo.

Los signos de puntuación utilizados en las leyendas se describen en todos los casos, ya que se considera que son marcas deliberadas que proporcionan información sobre el corte de palabras o abreviaturas. En los casos en los que los puntos no tienen un función gramatical se han considerado marcas o símbolos, ya sea de valor o con otro significado. En cualquier caso, las monedas antiguas de la península Ibérica no utilizaron leyendas latinas largas y los signos de puntuación no son frecuentes.

Para la descripción de las leyendas se han utilizado las siguientes convenciones:

___ una línea subrayando dos o más letras documenta los nexos.

[  ]  en el interior de los corchetes se identifica la parte restituida de la leyenda