Paleografia
Los signos de las leyendas de las monedas antiguas de la península Ibérica (siglos V-I aC)
Este índice de signos paleohispánicos y letras griegas y latinas tiene diversos grados de precisión en lo que se refiere a la identificación de sus valores fonéticos y su transcripción. Por lo que respecta a la escritura griega y latina, los signos no presentan problemas sustanciales de identificación y valoración, pues las grafías se ajustan a las formas regulares.
En cuanto a los signos paleohispánicos, su valoración fonética es bastante segura en cuanto a la variante septentrional, más insegura en lo que respecta a la meridional, y todavía más la suroccidental o sudlusitana. Se han diferenciado las formas más singulares, de acuerdo con la posición de los trazos complementarios, su longitud, su inclinación u orientación; no obstante, ha sido necesario unificarlos para no distinguir un número elevado de formas, ya que el hecho de que los signos fueron grabados manualmente implica la existencia de múltiples variaciones. En el índice, los signos paleohispánicos se agrupan en vocales, consonantes, sílabas, nexos y signos no identificados. Los glifos griegos, púnicos y latinos se disponen según el orden de sus abecedarios; los que son inventados o inciertos se relacionan en el grupo Signos inciertos.
La escritura que presenta signos más irregulares e inciertos en cuanto a su identificación y valoración fonética es la púnica, que presentamos en un único bloque. En ella englobamos signos púnicos (pocos ) y neopúnicos (la mayoría), así como la degradación de estos últimos empleados en las amonedaciones conocidas como libiofenices (Arsa, Asido, Bailo, Iptuci, Lascuta, Oba, Turirecina y Vesci) y en otras acuñaciones púnicas inciertas. Existen muchos signos que, con formas similares esquematizadas, a menudo líneas arqueadas, se emplearon para notar fonemas diferentes, lo cual complica su valoración y la hace bastante insegura. También encontramos signos bastante diferentes para representar presumiblemente una misma letra. Las transcripciones de leyendas con signos bastante regulares permiten valorar las que se trazaron de forma más esquemática, aunque el grado de incertidumbre es elevado. La diversidad de lecturas de las leyendas monetales que encontramos en los trabajos más recientes, que directa o indirectamente han tratado sobre ellas, son una muestra de la dificultad que presenta su identificación (Solá Solé 1980; García-Bellido 1985; Alfaro 1991; Manfredi 1995; Sáez & Blanco 1996; García-Bellido & Blázquez 2001; ACIP; Pérez Orozco 2006). Prevenimos al lector de que algunas valoraciones de signos púnicos / neopúnicos y sus transcripciones son altamente inseguras.
También presentan problemas de agrupación e identificación los signos empleados por las imitaciones galas de Emporion y Rhode, así como las imitaciones ibéricas de dracmas emporitanas. Las imitaciones galas copian las leyendas griegas, por lo que los signos de estas acuñaciones se consideran griegos corruptos y cuando es posible se incluyen dentro de la letra correspondiente. Sin embargo, las imitaciones ibéricas emplearon signos griegos regulares y corruptos, pero también ibéricos en leyendas legibles o ilegibles inventadas.
En cuanto a los signos paleohispánicos, su valoración fonética es bastante segura en cuanto a la variante septentrional, más insegura en lo que respecta a la meridional, y todavía más la suroccidental o sudlusitana. Se han diferenciado las formas más singulares, de acuerdo con la posición de los trazos complementarios, su longitud, su inclinación u orientación; no obstante, ha sido necesario unificarlos para no distinguir un número elevado de formas, ya que el hecho de que los signos fueron grabados manualmente implica la existencia de múltiples variaciones. En el índice, los signos paleohispánicos se agrupan en vocales, consonantes, sílabas, nexos y signos no identificados. Los glifos griegos, púnicos y latinos se disponen según el orden de sus abecedarios; los que son inventados o inciertos se relacionan en el grupo Signos inciertos.
La escritura que presenta signos más irregulares e inciertos en cuanto a su identificación y valoración fonética es la púnica, que presentamos en un único bloque. En ella englobamos signos púnicos (pocos ) y neopúnicos (la mayoría), así como la degradación de estos últimos empleados en las amonedaciones conocidas como libiofenices (Arsa, Asido, Bailo, Iptuci, Lascuta, Oba, Turirecina y Vesci) y en otras acuñaciones púnicas inciertas. Existen muchos signos que, con formas similares esquematizadas, a menudo líneas arqueadas, se emplearon para notar fonemas diferentes, lo cual complica su valoración y la hace bastante insegura. También encontramos signos bastante diferentes para representar presumiblemente una misma letra. Las transcripciones de leyendas con signos bastante regulares permiten valorar las que se trazaron de forma más esquemática, aunque el grado de incertidumbre es elevado. La diversidad de lecturas de las leyendas monetales que encontramos en los trabajos más recientes, que directa o indirectamente han tratado sobre ellas, son una muestra de la dificultad que presenta su identificación (Solá Solé 1980; García-Bellido 1985; Alfaro 1991; Manfredi 1995; Sáez & Blanco 1996; García-Bellido & Blázquez 2001; ACIP; Pérez Orozco 2006). Prevenimos al lector de que algunas valoraciones de signos púnicos / neopúnicos y sus transcripciones son altamente inseguras.
También presentan problemas de agrupación e identificación los signos empleados por las imitaciones galas de Emporion y Rhode, así como las imitaciones ibéricas de dracmas emporitanas. Las imitaciones galas copian las leyendas griegas, por lo que los signos de estas acuñaciones se consideran griegos corruptos y cuando es posible se incluyen dentro de la letra correspondiente. Sin embargo, las imitaciones ibéricas emplearon signos griegos regulares y corruptos, pero también ibéricos en leyendas legibles o ilegibles inventadas.