La ciudad de Contrebia Carbica ha sido identificada con el enclave de Fosos de Bayona (Villas-Viejas, Huete, Cuenca) a raíz de las excavaciones y, sobre todo, de los hallazgos monetarios en la ciudad y del conocimiento de los fondos conservados en diversas colecciones de los alrededores (Alfaro Asins 1982: 79-84; Abascal y Ripollès 2000: 21-22). El yacimiento de Fosos de Bayona es una amplia meseta de unas 45 ha de superficie, sobre la margen izquierda del río Cigüela, en la pedanía Villas-Viejas (Cuenca). El área arqueológica está dividida en tres recintos, rodeados por una impresionante muralla, con un foso exterior en V (la descripción del enclave en Mena 1988: 31 - 32). Tales trabajos han ofrecido materiales indígenas que incluyen cerámicas pintadas, cerámicas grises y otros de importación: entre éstas últimas figuran campanienses A y B, datadas entre principios del siglo II a.C. y el siglo I a.C. y algunas imitaciones locales. El enclave de Fosos de Bayona se abandonó, según sus excavadores, en la época de las guerras sertorianas (Mena et al. 1988: 186), aunque, como veremos más adelante, la última emisión es probable que se acuñara hacia mediados del siglo I a.C., por lo que pensamos que el emplazamiento estuvo habitado todavía en esas fechas.
La producción monetaria de Konterbia Karbika ha sido estudiada en profundidad por Abascal y Ripollès (2000), trabajo que seguimos y del que se ha tomado la información que sigue. Las monedas de esta ciudad se difundieron principalmente por la provincia de Cuenca y, más concretamente, en las zonas próximas a Fosos de Bayona, de donde proceden unos veinte ases y dos denarios, lo que constituye el mayor conjunto de monedas de la ceca con procedencia conocida (Abascal y Ripollès (2000: 21-22). En los tesoros en los que aparecen monedas de Konterbia Karbika -diez en total- éstas constituyen siempre una parte minoritaria frente al liderazgo de otras cecas, por lo que su presencia en los tesoros es útil a efectos cronológicos, ya que constituyen los mejores referentes externos para la datación de las series de la ciudad.
La ciudad se nombra en las monedas mediante dos palabras que se interpretan como topónimo (konterbia) y epíteto (karbika) (Abascal y Ripollès 2000: 24-25; Estarán y Beltrán 2015: 206-209). La forma kontebakom se interpreta como un adjetivo étnico en nominativo-acusativo neutro singular y konterbia como topónimo en nominativo singular (Villar 1995: 342; Jordán 2007: 824-825). Para una identificación de las leyendas karbikom y kontebakom como genitivo del plural, véase de Hoz (2017: 128-129).
Los diseños que la ciudad de Karbika eligió para las monedas de las diversas emisiones y denominaciones, fueron los más comunes en la época y en la zona en la que se enmarca la ciudad: la Celtiberia / Citerior. En el anverso aparece una cabeza masculina a derecha y en el reverso un jinete lancero; estos tipos se repiten en todas las unidades, ya que para el reverso de los divisores de bronce se eligió el caballo encabritado o galopando. Sólo pequeños detalles en el grabado diferencian las figuras y permiten separar distintos momentos de emisión; así por ejemplo, aparte de la forma de grabado del peinado, los más importantes consistieron en el collar de puntos que lleva el retrato en las monedas de los tipos MIB 1-9, que se sustituye en el tipo MIB 10 por un manto con fíbula anular en el centro, y en la barba con la que se adornan los retratos de los tipos MIB 4-6 y 9. Por lo que respecta a los divisores la diferencia más sustancial se refiere al caballo del reverso, que en los cuños de los tipos MIB 3 y 8 aparece con riendas, mientras que en el tipo MIB 6, éstas no se grabaron.
El peso de los denarios de Konterbia Karbika es de 3,99 g y se ajusta perfectamente al peso teórico de los denarios romanos de los siglos II – I a.C., que era, según sabemos por Plinio (NH XII, 62 y XXXIII, 132; véase también Crawford 1974, 594 - 595) de 84 piezas por libra (= 3,86 g. aproximadamente). Por lo que se refiere a las emisiones de bronce, las unidades y mitades se acuñaron siguiendo un estándar de 9-10 g, con una tendencia hacia la reducción de peso, que se corresponde con el que habitualmente tuvieron las emisiones de bronce, no sólo en la Celtiberia, sino también en la mayor parte de las ciudades de la Citerior; excepcionalmente, el tipo MIB 4 tiene un peso medio de ca. 12,7 g. Algunos divisores muestran puntos en el reverso, que no parece que deban interpretarse en clave de marca de valor, ya que por el peso que tienen las monedas que los llevan, han de considerarse mitades.
Los cospeles utilizados para la acuñación de monedas de bronce se elaboraron con una aleación ternaria de cobre, plomo y estaño, sin que existan diferencias sustanciales entre ellos. Los análisis que se han realizado revelan que de los tres metales básicos utilizados, el cobre alcanza un porcentaje importante, entre el 76,47 % y el 86,66 %; el estaño se mantiene en una proporción bastante variable, entre el 4,46 y el 12,61 %; mientras que el plomo es el que ofrece un poco más de oscilación, entre un mínimo de 3,53 % y un máximo de 14,32 %. Estos resultados son bastante habituales en las acuñaciones ibéricas, según se desprende de la comparación con análisis de monedas de otras cecas y también en las del Mediterráneo occidental; sin embargo, difieren de la composición que utilizó un buen número de cecas de la Celtiberia, en las que se ha documentado el uso de cobre casi puro (Ripollès y Abascal 1995: 131 - 155).
La ceca de Konterbia Karbika acuñó una notable cantidad de monedas. Según el estudio de cuños y la estimación del número total empleado (Abascal y Ripollès 2000: 30-32), la ceca trabajó con 18 - 19 cuños de denarios de plata, 23 - 27 de unidades de bronce y 5 - 8 de mitades. En términos comparativos Karbika acuñó una cantidad de plata importante, pero por debajo de buena parte de las diversas producciones de denarios de la época; así, por ejemplo, sería similar a la de Bentian y Arsaos; más importante que la de Oilaunu y Ausesken; pero supondría los 2/3 de la que acuñó Kese; un tercio de la que puso en circulación Iltirta y los 2/5 de la producción de Ikalesken (Abascal y Ripollès 2000: 30-32). Por lo que respecta al volumen de moneda de bronce acuñada también fue notable, pues estimamos que pudieron haberse acuñado del orden de unas 600.000 monedas, aunque por el hecho de tratarse de bronce, su riqueza debió representar sólo la dieciochoava parte de la que pusieron en circulación los denarios.
La cronología de las acuñaciones de Konterbia Karbika se puede establecer con una cierta seguridad, ya que la de plata aparece formando parte de un buen número de tesoros. De todos los que se tiene noticia, sólo unos pocos aportan información cronológica fiable; el de Abia de la Obispalía (Cuenca) es de fecha incierta; el de Palenzuela (Palencia), se fecha hacia el 74 a.C., aunque no es seguro que contuviera alguna pieza de Karbika
; el de Granada sólo contenía moneda ibérica; el de Azuel (Córdoba) se estima que debió ocultarse hacia el año 100 a.C.; el de Córdoba es, por el denario republicano más reciente, de los años 109 - 108 a.C. y el de Carisia (Bornos, Cádiz) se fecha en 115 -114 a.C. (Abascal y Ripollès 2000: 19-20). De todos ellos
, el de
Carisia aporta información interesante, ya es el que más monedas contiene y todas ellas pertenecen a cuños diferentes. Los diversos enlaces de cuños que se atestiguan en la producción de denarios permiten creer que todos ellos ya se habían acuñado cuando se ocultó el tesoro de Carisia, en la última o penúltima década del siglo II a.C. Por consiguiente, es muy posible que los denarios del tipo
MIB 1 se emitieran a comienzos de la segunda mitad del siglo II a.C.
La similitud de algunos cuños de anverso y de reverso empleados para los denarios, con los de las monedas de bronce de los tipos
MIB 2-3 permite creer que se acuñaron más o menos simultáneamente. Para el resto de la moneda de bronce de Karbika la información cronológica es mucho más escasa. Sólo sabemos que en los tesoros de Azaila (Navascués 1971: nº 400 -402) aparecieron tres monedas de esta ceca, una del tipo
MIB 2a y dos del tipo
MIB 7a
. Es difícil pronunciarse sobre el grado de desgaste de las piezas, pero da la impresión que la primera (
MIB 2a) está más usada que las restantes (
MIB 7a)
. La ausencia en Azaila de las monedas con signo
ko (
MIB 4-5) podría deberse a que todavía son más escasas que las anteriores (31 piezas recopiladas y 3 cuños conocidos).
En consecuencia, proponemos que las monedas de los tipos
MIB 4-8 se emitieron en un período que oscilaría entre los últimos años del siglo II a.C. y el primer tercio del siglo I a.C. Por lo que se refiere al tipo
MIB 10
, existe la opinión generalizada de considerarla como la última producción de la ciudad. Jenkins (1958: 64), cuando estudió el tesoro de Córdoba propuso para su acuñación una fecha de mediados del siglo I a.C., sobre la base de las similitudes estilísticas que se observan con la primera emisión de
Segobriga (RPC p. 142; Ripollès 2010: 285;
ACIP 1842)
. Villaronga (1989) también puso de manifiesto estas semejanzas, datándolas de forma genérica en el siglo I a.C.
(ACIP p. 356). Nuestra opinión es que la última emisión de Karbika y la primera de Segobriga han de situarse próximas en el tiempo, si es que no son consecutivas; por consiguiente, una fecha de mediados del siglo I a.C. parece razonable, pues no sería excesivamente tardía para Karbika ni muy prematura para Segobriga.
PPRA